Este blog está destinado a textos biográficos sacados de Internet, y de reflexiones relacionados con la Espiritualidad.
martes, 17 de marzo de 2015
DAVID Y GOLIAT, EL SIGNIFICADO METAFISICO
Todos conocemos en mayor o menor grado, la historia que la Biblia nos dice sobre lo que sucedió entre David y Goliat. Les invito a conocer dicho significado metafísico basándonos en el libro de Conny Méndez, Metafísica 4 en 1, Segunda Parte.
David, es una de las figuras más importantes de todo el Antiguo Testamento. Así como el Cristo es la figura que se destaca en el Nuevo Testamento, David, es el Cristo del Antiguo. A Jesús, lo nombraron a menudo Hijo de David, y el Diccionario Metafísico de la Biblia dice que David, era una encarnación anterior de Jesús.
El significado del nombre de David, es: Amado, bienamado. Era hijo de un hombre llamado Jessé. En Español lo llaman Isaí. Esta era una familia humilde, granjera, de Betlehem, que es Belén, el mismo pueblo donde nació Jesús, y es significativo que el Padre, Isaí o Jessé, tiene por nombre la misma raíz de Jesús, de Isaías: Jehová es la salvación. El que Es. El que da. Y David, el nombre de David lo dice. David. La vid es simbólica de la vida, la viña, la sangre. David, da vida.
lsaí, tenía ocho hijos. Todos trabajaban con el padre en su granja, y David, el más pequeño estaba encargado de cuidar las ovejas. Esta es la más suave de las labores en una granja. El pastor está todo el día al aire libre, o bien sentado en una roca o en un tronco mientras las ovejas pastan, o caminando al paso de ellas cuando las lleva a beber agua, cuando las saca y las guía a la sabana, y cuando las recoge de nuevo. Cuando alguna se aparta del rebaño, el pastor manda al perro que ya está entrenado a ladrarle dándole la vuelta para que se vuelva a reunir con el grueso del rebaño. Ellas andan todas pegaditas, muy juntitas. Y no se dispersan fácilmente. Por la suavidad del trabajo, les es encomendado a los viejitos y a los niños. Para llenar las horas que pasan los pastores se acostumbran a acompañar la soledad con algún instrumento que se ponen a practicar; un pito, una flauta, una sinfonía en estos tiempos modernos, y David, adoptó el arpa antigua. Era una arpita pequeña. El niño era bonito, rubio y muy rosado.
Vayan ustedes asociando todos estos detalles. Fíjense en el nombre David, en el significado esotérico y exotérico, interior y exterior. El pinta la conciencia ya pura, espiritual: que ya vive en un plano sin luchas, sin trabajos duros, guiando a otros, y esos otros son seres también suaves, sin malicia, dóciles. Fíjense como el arpa simboliza el arte, la música que es el idioma divino. Es un niño, es bello, rubio, muy rosado: todo esto es lenguaje espiritual y hay que aprender a reconocerlo porque no tiene equivalente en palabras. Las palabras todo lo endurecen y lo vuelven material. El rosado es el color del amor puro sin egoísmo. El rubio indica evolución, adelanto. A los querubines los pintan cabecitas de niños, rubios, rosados, una cabeza con dos alitas, o sea mente y espíritu, sin malicia y sin maldad.
Al profeta Samuel, le vino un mensaje del espíritu. Que fuera al pueblo de Belén, buscara a Isaí el Betlehemita, y que ungiera, o sea bendijera muy especialmente al hijo de Isaí. Ungir que es consagrar, es lo que se les hace a los reyes y se hace en una ceremonia en que se les toca la frente con óleo, o aceite y Dios le dijo a Samuel que procediera a consagrarle ese niño para que un día fuera rey de Israel. Ustedes saben que Israel significa en el plano espiritual reino de Dios.
Samuel hizo lo que le ordenaron. Isaí, le trajo a su hijo mayor. Samuel le dijo que no. Ese no era. Vino el segundo, tampoco El tercero, tampoco.
Y así fueron viniendo siete. Samuel por fin dijo: "Y ya los he visto todos?" "No tienes ningún otro?" Isaí respondió que sí, que aún quedaba uno, pero era el más pequeño y que estaba pastando las ovejas. Pero Samuel le dijo que lo trajera, y al verlo dijo: "Este es". Lo ungió, lo bendijo, lo consagró.
El rey de Israel era Saúl. Estaban en guerra contra los Filisteos, que los tenían muy embromados. Uno de los campeones del ejército Filisteo era un hombre gigantesco que se llamaba Goliat, y una vez, estando su ejército apostado en una colina y ve que se acercan los israelitas, avanzó Goliat vestido con su armadura y con su escudero, y les dijo a los israelitas: "Y para qué van ustedes a luchar contra nosotros? No saben que de todos modos los vamos a destrozar? Manden a un hombre. Al más hombre de todos ustedes, a que luche conmigo y vamos ver que pasa. Y así decidiremos esta batalla sin que los exterminemos a todos".
Por supuesto, esto causó mucha consternación. Saúl y sus escuadrones se llenaron de miedo. Porque ganaría Goliat y haría esclavos a todos.
Los tres hijos mayores de Isaí, estaban en el ejército, y su padre había mandado a David, a que los fuera a ver y llevarles comida, a saludarlos, en fin que le trajera noticias de sus muchachos, David, llegó en momentos en que el gigantón aquel estaba retando y desafiando a Israel. Los hermanos hicieron lo que haría cualquier hermano mayor con el más pequeño. "Qué vienes tú a hacer aquí? ¿Y con quién has dejado aquellas cuatro ovejas que te ha entregado papá? No has venido sino por la curiosidad de ver qué va a pasar en este desastre. Anda y vete para tu casa". Y David contestó lo que contestaría cualquier muchacho treceañero: "Bueno y qué he hecho yo? Yo no he hecho nada sino hablar para que me salgan ahora regañándome" Y se fue de allí bravo. Caminando por aquí y por allá entre los hombres, oyó lo que se discutía. Todo el mundo estaba preocupadísimo con el asunto del desafío y muchos exclamaban: "Ay si hubiera alguien lo suficientemente fuerte para matar a Goliat". "Dígame Ud., qué no le daría el rey Saúl al que nos librara de ese hombre".
Y David, con toda la arrogancia de un muchacho adolescente anunció que él podía matar al gigantón. Se rieron y se burlaron de él, pero no faltó quien le contara al rey, como una gracia, al alarde del muchacho. Lo cierto es que a Saúl, le interesó lo que le contaron y mandó a llamar a David. La escena es tal cual lo que uno se puede imaginar. El rey le contestó al chico en tono cariñoso: "No puedes tú ir contra aquel filisteo para pelear con él, porque eres un mocito y él es un hombre de guerra desde su mocedad", palabras de la Biblia, pero el muchacho no iba quedarse; así le arguyó al rey diciéndole que cuando él apacentaba las ovejas de su papá, muchas veces se había tenido que enfrentar a un oso y hasta a un león; y que él había tenido que arrancarles las ovejas de la boca. Tanto habló de la forma en que él agarraba los animales y les abría las quijadas, que el rey al fin le dijo, tal vez por salir de él: "Anda pues; y que Dios te acompañe".
El relato bíblico cuenta que los soldados le pusieron armaduras, espadas, yelmo de bronce, etc., hasta el punto que el muchacho no pudo dar un paso al ensayar caminar. Se divertían con esto pero el chico lo creía en serio, y al fin dijo a Saúl: "Yo no puedo moverme con todo esto porque no estoy acostumbrado, y se las quitó". El asunto parecía haber terminado y ya nadie haría más caso. El chico se acercó al arroyo y recogió cinco piedras lisas y las metió en su bolsa. Luego se fue acercando al gigante quien esperaba junto con su escudero la respuesta de los israelitas.
Este vio al muchacho pero no le hizo caso ni siquiera. Un tal chipilín rubio y bonito no merecía sino ser espantado para que no fastidiara, pero el chico lo provocó. Lo molestó y fastidió hasta que el gigante lo amenazó para que se quitara de en medio. David lo amenazaba con un bastón y Goliat le dijo: "Soy acaso un perro para que me amenaces con un palo?, dicho hasta en tono de burla, "Ven acá y verás como te arranco tus carnes y se las echo a los zamuros". Y el muchacho le respondió, plantado frente a él, y con actitud envalentonada: "Tu vienes contra mí con espada, lanza y venablo. En cambio yo me enfrento a ti en nombre de Jehová de los Ejércitos, el Dios de los Escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado; `Pues mira' Yo te voy a cortar la cabeza. Y voy a tirar los cadáveres de todo el ejército a los zamuros y a los animales, para que sepa todo este gentío que Dios salva sin lanzar ni espada".
Diciendo esto, el filisteo no quiso soportar más la majadería del chico, se levantó y empezó a caminar hacia David. Pero David, en lugar de echar a correr hacia atrás, corrió hacia Goliat y al mismo tiempo sacaba de su bolso una piedra, la colocó en la honda y la lanzó hacia la frente del gigante. Con tal puntería que la piedra se incrustó en el sitio del chacra pituitivo. El hombre cayó al suelo sin sentido y David se le encaramó encima, y con la misma espada de Goliat lo acabó de matar. Por supuesto que los israelitas aprovecharon, cayéndole encima al ejército filisteo, persiguiéndolo hasta muy lejos y acabando con todos. Saúl, quien había visto todo lo ocurrido al gigante, se volvió asombrado a preguntarle a su jefe del ejército: "Pero hijo de quién es este mozo, Abner?". Y Abner, contestó "Por vida tuya, oh rey! que no lo sé".
Es un cuento de aventura digno de Hollywood. Emmet Fox, dice que la Biblia es el origen de todas las aventuras, de todas las novelas, solamente contiene material que puede proveer infinidad de literaturas no solamente populares, sino profundas; pues en lo de la piedra que mató a Goliat, está encerrada una enseñanza metafísica. En todo el libro de la Biblia, la piedra simboliza la fe. A Pedro, le dio Jesús, este nombre que significa piedra, y le dijo: "Sobre ti, Pedro, edificaré mi Iglesia”. El lanzamiento de la piedra por David, simboliza el acto de lanzar la Verdad hacia la mente de un tercero, e ilustra perfectamente lo que tanto repetimos en metafísica. Tu palabra, enviada con fe, en el plano superior, hacia alguien que esté en el error y manifestando en lo exterior el resultado de su error, vence y derrumba ese error, así sea un gigante que lo tenga aterrorizado. Tu acto de fe y de Verdad, tan inofensivo como un niño ingenuo, tiene más poder que todo el ejército de maldades acampadas alrededor.
Toda la historia de David, merece ser leída con mucho interés e interpretada, pues se extrae mucha sabiduría y enseñanza metafísica. Su vida toda es una demostración. Ilustra perfectamente la trayectoria del estudiante de metafísica, desde el comienzo hasta el día que entra en lo que se llama la conciencia crística, o sea el reino de los cielos. Ustedes ven que David nació humildemente en el pueblecito de Belén, y ese campesino insignificante llegó a ser rey de Israel, y a tener un hijo que encarnaba la sabiduría, Salomón. En su próxima encarnación nació donde mismo, Belén; pero en lugar de recorrer caminos, terrenos que había trascendido, ya que ocupó el sito más alto de la tierra, venía hablando de su reino espiritual. Ven ustedes cómo son las vueltas del espiral, siempre en ascenso.
A la conclusión que llego es que seamos cuidadosos con nuestras palabras para que sólo decretemos cosas buenas y que estas lleguen lo antes posible a nuestra vida, que dejemos de victimizarnos y culpar a los demás de nuestros errores, derrotemos nuestros defectos, por grandes que sean. Seamos valientes y enfrentemos el bello desafío que nos entrega la vida, hacer felices a los que nos rodean y ser felices nosotros, porque no sabemos hasta cuando estaremos en este plano, vivamos el presente y dejemos huella en este mundo para que cuando evolucionemos a otro plano, nos hayamos ido con la sensación de sentirnos satisfechos y conformes con lo que vivimos y realizamos en este plano. Para que estemos más cerca de ese Propósito, Trascendencia y Eternidad que nos esperan con los brazos abiertos.
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