lunes, 16 de marzo de 2015

EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA YAHVEH



Siempre nos referimos a Dios en nuestras oraciones y pedidos, sin embargo, no conocemos su significado etimológico. Les invito a conocer su significado.

Yahveh (transcripción y pronunciación hebraísta; en hebreo antiguo יהוה (pronunciación desconocida); transliteración «YHVH» o «JHWH»;) y su pronunciación conjetural (Yahweh, Yahvé, Yah y Yavé así como la acepción Iehová, Jehowah o Jehová)  es, en dicho modo, el nombre propio utilizado en las Biblias (en lengua española; y en muchas otras lenguas) para designar y diferenciar al Dios de las religiones judeocristianas. En su forma hebrea es, en el Antiguo Testamento, el nombre que utiliza para referirse a sí mismo, siendo su significado presumiblemente una descripción de su propia naturaleza.

El sentido (de la forma: Y H V H; ``El Tetragrámaton´´; es decir, palabra compuesta de cuatro letras) del nombre Yahveh ha sido interpretado de formas muy diversas; y hasta se discute su origen cultural. No obstante, esta deidad (asociada también como Elohim), según la Biblia, indicó que sería llamada Yahveh, y lo hizo de dos maneras: primero de un modo indirecto, al aparecer 6.828 veces la grafía (YHVH) en el antiguo testamento; y segundo, de manera más explícita, por ejemplo, en el relato del libro del Génesis). Aún así, para el tiempo en que el pueblo judío fue exiliado de esclavo a Babilonia, parece ser, que ya estaba prohibido pronunciar su nombre en público (excepto por la clase sacerdotal en privado y los saludos que contenían este nombre), ya que era sagrado; por lo que fue creada esta interpretación: Formada por las cuatro consonantes hebreas: —Y (iod), H (hei), V (vav) y H (hei)— que se la denomina también Tetragrámaton. Aparentemente la combinación de esas cuatro letras o tetragrama (que además es una conjugación de un verbo en hebreo) permitía evadir el problema de cómo leerlo correctamente (para no confundirlo con su raíz verbal hayah o hawah).

La mayoría de los eruditos hacen notar que este verbo hebreo (hayah) no designa una mera existencia sino una presencia viva y activa, y que, por lo tanto, su conjugación, es decir, el Tetragrámaton significa:

    “Yo existiré por mí mismo” o “Yo soy el que existe por sí mismo”.

En tal caso, la divinidad que hizo la promesa respecto a la descendencia de Abraham es el Dios que es y que sigue siendo.

La principal preocupación de este significado es entonces demostrar que existe una continuidad en la actividad divina desde la época de los patriarcas hasta los acontecimientos registrados en Éxodo 3 (La afirmación del versículo 17 no es sino una reafirmación de la promesa hecha a Abraham). El propio nombre de Yahveh puede, pues, afirmar la continuación de la actividad de Dios sobre los hombres en la lealtad a su promesa. De ahí parece ser que Jesús transmitiera la siguiente idea:

    «Mi Padre sigue actuando [ergázetai] y yo sigo actuando [ergázomai]»
    (Juan 5:17).

Podría asegurarse que la perfecta congruencia de esa idea culmina en el último libro de la Biblia:

    «Yo soy el que es y era y ha de venir»
    (Apocalipsis 1:8).

Las formas que las biblias de habla hispana emplean como nombre propio de Dios en el Antiguo Testamento son las siguientes:

Yahveh (o Yahvé) en el Antiguo Testamento:

    la Biblia Latinoamericana,
    la Biblia de Jerusalén,
    la Traducción de Cantera-Iglesias,
    el Libro del pueblo de Dios, la Biblia,
    la Nueva Biblia, Latinoamérica y otras versiones católicas, así como algunas para protestantes.

Jehová (o Jehovah) en el Antiguo Testamento:

    la Reina-Valera,
    la Traducción de Felipe Scío de San Miguel,
    la Biblia al Día,
    la Versión Moderna,
    la Versión Torres Amat,
    la Nueva Versión Internacional.

Jehová (o Jehovah) tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento:

    la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

También aparece el nombre propio de Dios en la forma abreviada IAH, YAH o JAH (español antiguo), especialmente en los salmos. Dicho nombre propio de Dios se encuentra en el Antiguo Testamento unas 6.000 veces.

Además de este nombre propio, en las Escrituras se aplican distintos títulos y atributos para Dios, entre los cuales están:

    Adón (Señor); Adonay (mi Señor)
    El (véase dios El [o Il])
    Elyón
    Eloah
    Elohim ("dioses" o "el único y verdadero Dios", dependiendo del contexto).

También se le nombra con sus atributos:

    Yhwh-Tzva'ot (Yahweh de los Ejércitos).
    Yhwh-Shalom (Yahweh es mi Paz).
    Yhwh-Nisí (Yahweh es mi Estandarte).

Según dice la propia biblia:

    א “Yo soy יהוה YHVH tu Dios, quien los sacó de la tierra de Mitzrayim (Egipto), fuera de la casa de esclavitud".  Exo 20:2

La forma latinizada más popular para el tetragrámaton (YHVH) es Yahvé (o Iahveh, en latín) y, durante la Edad Media, lo fue JeHoVá (o IeHoVa, en latín). La mayoría de los hebraístas —y algunos eruditos judíos— han acordado en que la pronunciación Yahveh es la más próxima a la original, no obstante otros (algunas congregaciones y estudiosos) se oponen a dicha forma, aludiendo que no se la ha naturalizado (o no es natural a los idiomas actuales como el español, o por así decirlo que no se apega a la normas de transliteración).

Y, además, alegan (y apuntan al hecho aceptado hasta por los mismos hebraístas y eruditos) que no se conoce a ciencia cierta la pronunciación original, y que hasta desapareció (por exceso de reverencia, supersticiones y tradiciones no bíblicas) entre los judíos (que ordenaban no mencionar el nombre de Dios para según ellos evitar su empleo vano o profano). Entonces concluyen que por siglos de desuso y aún por la peculiaridad del idioma hebreo antiguo, en cuyo alfabeto no existían vocales escritas (hecho confirmado por los mismos peritos hebraicos), hicieron que la pronunciación exacta se perdiera.

Acerca del significado del nombre, se trataría de una combinación de las formas de pasado (היה), presente (הוה) y futuro (יהיה) de la raíz del verbo ser, para indicar la eternidad de la existencia divina, (Apocalipsis 1:8). Asimismo se trataría de la forma causativa del mismo verbo, significando ‘el que causa el ser’. Muchos otros nombres en árabe y hebreo responden a esa forma, lo que parece avalar esta hipótesis.

De acuerdo con otros eruditos, se trataría de la forma acusativa, estado imperfecto, del verbo hebreo hawáh (‘llegar a ser’, ‘existir’). Entonces Yahweh significaría: ‘ÉL, que HACE EXISTIR’. A pesar de todo, algunos han llegado a conjeturar que el nombre de Dios: YaHVeH, es una derivación del verbo hebreo “Yah” que se podría traducir en la parte donde se revela a Moisés como: “Yo Seré que Yo Seré”, aunque aquí se plantean dudas, pues Moisés le consultó en tiempo presente, y esta respuesta dejaría un “vacío” en relación al tiempo. Es por ello que la traducción más aceptada es la utilizada en la Versión de los LXX o Septuaginta: “Yo Soy el que Soy”, aunque se le puede reducir a YO SOY, como expresa la misma Torá.

Como podemos darnos cuenta el significado de Yahveh tiene muchas acepciones, sin embargo, lo que cuenta es que comprendamos que hay algo que no vemos pero que está presente en nuestro mundo, no importa como lo llamemos, y este principio superior lo encontramos en cada uno de nosotros, ya que tenemos esa chispa divina, que en algunos casos no hemos sabido ni reconocer como tampoco despertar. Este Dios nos presenta su creación a todo nivel, con nuestros hermanos menores, los animales, las plantas, los minerales, los paisajes y climas que se presentan en las distintas partes del mundo, en el sol, el mar, la luna, la tierra, el agua, el aire, etc. Seamos agradecidos al que inició el origen de toda nuestra existencia, por darnos el influjo de vida que le da a este cuerpo material y que sea nuestra alma inmortal, para que podamos ser felices y disfrutar todas las cosas que nos proporciona. Para que así nuestra vida tenga Propósito, Trascendencia y Eternidad.


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