sábado, 28 de febrero de 2015

GOTTFRIED WILHELM LEIBNIZ



Les comentaré de un personaje que si bien es más conocido en el ámbito de las Matemáticas y Ciencias, sin embargo, hizo aportes importantes tanto a la Filosofía como la Metafísica. Deseo que conozcan su historia.

Gottfried Wilhelm Leibniz, a veces von Leibniz (Leipzig, 1 de julio de 1646 - Hannover, 14 de noviembre de 1716) fue un filósofo, lógico, matemático, jurista, bibliotecario, diplomático y político alemán. Fue uno de los grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como "El último genio universal". Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como a la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia. Incluso Denis Diderot, el filósofo deísta francés del siglo XVIII, cuyas opiniones no podrían estar en mayor oposición a las de Leibniz, no podía evitar sentirse sobrecogido ante sus logros, y escribió en la Enciclopedia: "Quizás nunca haya un hombre leído tanto, estudiado tanto, meditado más y escrito más que Leibniz... Lo que ha elaborado sobre el mundo, sobre Dios, la naturaleza y el alma es de la más sublime elocuencia. Si sus ideas hubiesen sido expresadas con el olfato de Platón, el filósofo de Leipzig no cedería en nada al filósofo de Atenas. "De hecho, el tono de Diderot es casi de desesperanza en otra observación, que contiene igualmente mucho de verdad: "Cuando uno compara sus talentos con los de Leibniz, uno tiene la tentación de tirar todos sus libros e ir a morir silenciosamente en la oscuridad de algún rincón olvidado." La reverencia de Diderot contrasta con los ataques que otro importante filósofo, Voltaire, lanzaría contra el pensamiento filosófico de Leibniz; a pesar de reconocer la vastedad de la obra de éste, Voltaire sostenía que en toda ella no había nada útil que fuera original, ni nada original que no fuera absurdo y risible.

Ocupa un lugar igualmente importante tanto en la historia de la filosofía como en la de las matemáticas. Inventó el cálculo infinitesimal, simultánea e independientemente de Newton, en la actualidad y su notación es la que se emplea desde entonces. También inventó el sistema binario, fundamento de virtualmente todas las arquitecturas de las computadoras actuales. Fue uno de los primeros intelectuales europeos que reconocieron el valor y la importancia del pensamiento chino y de la China como potencia desde todos los puntos de vista.

Nació el 1 de julio de 1646 en Leizpig, (Alemania). Hijo de un profesor de filosofía. Cursó estudios en universidades de su ciudad con apenas quince años, donde conoce el pensamiento aristotélico, platónico y escolástico, así como con la filosofía de Descartes, posteriormente los continuaría en Jena y Altdorf. En 1666 fue premiado con un doctorado en leyes, además de trabajar para Johann Philipp von Schönborn, arzobispo elector de Maguncia. Declinó la oferta de dedicarse a la enseñanza en la universidad y orientó su vida a la carrera política y diplomática.

En 1673 se trasladó a París, donde pasó tres años y además visitó Amsterdam y Londres, donde se dedicó al estudio de las matemáticas, la ciencia y la filosofía. En 1676 traba como bibliotecario y consejero privado en la corte de Hannover y hasta la fecha de su fallecimiento estuvo al servicio de Ernesto Augusto, duque de Brunswick-Lüneburg, más tarde elector de Hannover, y de Jorge Luis, elector de Hannover, después Jorge I, rey de Gran Bretaña. Su contribución al mundo de las matemáticas consistió en enumerar en 1675 los principios fundamentales del cálculo infinitesimal. En 1672 inventó una máquina de calcular capaz de multiplicar, dividir y extraer raíces cuadradas. De sus obras filosóficas destacan: Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (1710), Monadología (1714; publicado en latín como Principia Philosophiae, 1721), y Nuevo tratado sobre el entendimiento humano (1703; pub. 1765). Gottfried Leibniz falleció el 14 de noviembre de 1716 en Hannover.

Después de esta breve reseña de su vida, nos centraremos en su pensamiento filosófico.

Se puede afirmar que la metafísica de Leibniz es la teoría de las mónadas, la cual desarrolla en su libro con ese mismo título. En primer lugar, la mónada es substancia como realidad en si y por si, pero no como contenido del pensamiento, que no es substancia extensa, porque la extensión para este filósofo es el orden de las substancias. Las mónadas no son materiales, ni extensas, ni divisibles, ni duales; son únicas y no se pueden tampoco identificar con los átomos, porque los átomos son materiales y extensos y hasta divisibles, porque de acuerdo al cálculo infinitesimal, como substancias extensas siempre serán divisibles. La mónada sólo puede ser fuerza, energía, vigor. Pero esa fuerza no es material como la conocemos en nuestra experiencia sensible, que es definida por la capacidad de un cuerpo para poner a otro en movimiento. Su fuerza es la capacidad de obrar, actuar.

La mónada es substancia activa, psíquica, la capacidad de variar nuestro estado interno. La mónada es individual y jamás puede ser igual a otra, además es simple y tiene percepción y apetito, o sea que tiende a pasar de una percepción a otra. La mónada es la realidad metafísica que denominamos yo, que se rige por una ley espontánea contenida en ella misma y no recibe nada del exterior; y en cualquier instante de su realidad contiene una reducción del mundo entero, todo el pasado y todo el porvenir. Cada mónada es un reflejo universal oscuro y confuso desde la perspectiva individual. Hay mónadas que perciben y también aperciben o sea que tienen conciencia que están percibiendo; tienen apercepciones y memoria y se las denomina almas, que en la jerarquía metafísica les corresponde un plano superior al de las mónadas que sólo perciben, sin tener conciencia, ideas confusas. Por ejemplo, no tenemos conciencia de la serie de cada uno de los sonidos que conforman el ruido que hacen las olas del mar, sino del conjunto; y continuamente percibimos cosas sin darnos cuenta de ello. Leibniz llama espíritus a las almas o mónadas que tienen la facultad de intuir las verdades de la razón.

En el punto más alto de la jerarquía de las mónadas está Dios, que es la mónada perfecta, donde el mundo se refleja desde todos los puntos de vista. Dios crea las mónadas poniendo en ellas la ley de la evolución interna para que estén en correspondiente armonía entre sí, o sea que entre las mónadas hay una correspondencia armónica preestablecida por Dios. En el acto de la creación, cada mónada recibe su esencia individual con la capacidad de desenvolver su propia esencia sin necesitar que acciones fuera de ella puedan influenciarla. La teoría de Leibniz de la armonía preestablecida es optimista, porque el universo de las mónadas creado por Dios es el mejor posible, el más perfecto. Pero esta teoría tropieza con la realidad del mundo, que siempre ha estado demasiado lejos de ser perfecto. Para explicar esto, Leibniz escribe en su libro Teodicea o justificación de Dios, donde se esfuerza en demostrar que los males del mundo son necesarios, porque es ineludible que en cualquier mundo haya mal y éste es el que tiene el mal menor.

Hay tres razones por las que no puede haber un mundo sin mal:

- El mundo es limitado,

- Es material, y por serlo está sometido a la privación, el defecto y el mal.

- El mal moral es condición para la existencia del bien moral, que es el triunfo de la voluntad moral contra la tentación y el mal.

Para Leibniz, para que haya bien tiene que haber mal. Leibniz reflexiona que tal vez haya esperanza de un mundo mejor, cuando hasta el último de los hombres haya logrado despertar de la inconsciencia, haya podido deshacerse de la ignorancia y haya aprendido a ver la verdad de la razón.

Leibniz se sostiene en 7 puntos fundamentales su filosofía metafísica:

- Identidad/Contradicción. Si una proposición es verdadera, entonces su negación es falsa, y viceversa.

- Identidad de los Indiscernibles. Dos cosas son idénticas si y sólo si comparten las mismas propiedades.

- Principio de Razón Suficiente. "Debe existir una razón suficiente (a menudo sólo por Dios conocida) para que cualquier cosa exista, para que cualquier evento se produzca, para que cualquier verdad pueda obtenerse."

- Armonía Preestablecida. "La naturaleza apropiada de cada sustancia hace que lo que le ocurre a una corresponda a lo que le ocurre a las otras, sin que sin embargo actúen entre ellas directamente." (Discurso sobre la metafísica, XIV). "Un vaso que se cae se hace añicos porque 'sabe' que ha tocado el suelo, y no porque el impacto con el suelo lo 'compela' a partirse."

- Continuidad. Natura non facit saltum (La Naturaleza no procede por saltos). Un concepto análogo en matemáticas a este principio sería el siguiente: Si una función describe una transformación o algo a lo cual se aplica la continuidad, entonces su dominio y su rango serán ambos conjuntos densos.

- Optimismo. "Indudablemente Dios siempre elige lo mejor."

- Plenitud. "El mejor de los mundos posibles actualizaría cada posibilidad genuina, y el mejor de los mundos posibles contendrá todas las posibilidades, con nuestra experiencia finita de la eternidad que no provee razones para disputar la perfección de la naturaleza."

A la conclusión que llego con este notable hombre, es una filosofía ecléctica que concilia la matemática con los diferentes sistemas filosóficos existentes en base a una armonía esencial, es valorable. Y tiene sentido por el hecho de que Leibniz nos dice que el Mundo tiene algo que va más allá de lo meramente tangible, que hay un orden preestablecido, que hay un propósito y una finalidad. Si no hubiese dicha armonía, sería un mundo en caos que no sobreviviría por demasiado tiempo. La filosofía de Leibniz nos acerca a Platón, la Escolástica Medieval con el Racionalismo de esos siglos, y el es uno de sus más destacados representantes. Es interesante su contribución a los distintos ámbitos del conocimiento, y va en consonancia con el hecho de que nosotros necesitamos aquietar la mente, ordenar nuestras ideas, darle un propósito a nuestra existencia y trascender superando las metas que deseamos conseguir, para que lleguemos, tarde o temprano, a la Eternidad.

viernes, 27 de febrero de 2015

SOCRATES



Sócrates de Atenas (en griego: Σωκράτης, Sōkrátēs; 470-399 a. C.), fue un filósofo clásico ateniense considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.

Nació en la Antigua Atenas, donde vivió durante los dos últimos tercios del siglo V a. C., la época más espléndida en la historia de su ciudad natal, y de toda la antigua Grecia. Fue hijo de Sofronisco —motivo por el que en su juventud lo llamaban Σωκράτης Σωφρονίσκου (Sōkrátēs Sōfronískou, ‘Sócrates hijo de Sofronisco’)—, de profesión cantero, y de Fainarate, comadrona, emparentados con Arístides el Justo. Según Plutarco, cuando Sócrates nació, su padre recibió del oráculo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire, sin oponerse a su voluntad ni reprimirle sus impulsos. No obstante, ni Jenofonte ni Platón mencionan esta intervención del oráculo, lo que hace pensar que pueda ser una tradición popular muy posterior. Desde muy joven, llamó la atención de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, además de la fina ironía con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jóvenes aristocráticos de Atenas, a quienes les preguntaba sobre su confianza en opiniones populares, aunque muy a menudo él no les ofrecía ninguna enseñanza. Tuvo por maestro al filósofo Arquelao quien lo introdujo en las reflexiones sobre la física y la moral.

Se casó con Xantipa (o Jantipa), que era de familia noble. Según una tradición antigua, trataba muy mal al filósofo, aunque en realidad Platón muestra, al narrar la muerte de Sócrates en el Fedón, una relación normal e incluso buena entre los dos. Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decían sabios, aunque él mismo no se consideraba un sabio, aún cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le preguntó al oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que él (Apología 21a). Al escuchar lo sucedido, Sócrates dudó del oráculo, y comenzó a buscar a alguien más sabio que él entre los personajes más renombrados de su época, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo que realmente sabían. Filósofos, poetas y artistas, todos creían tener una gran sabiduría, en cambio, Sócrates era consciente tanto de la ignorancia que le rodeaba como de la suya propia. Esto lo llevó a tratar de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que tenían sobre las cosas. Asumiendo una postura de ignorancia, interrogaba a la gente para luego poner en evidencia la incongruencia de sus afirmaciones; a esto se le denominó «ironía socrática», la cual queda expresada con su célebre frase «Solo sé que no sé nada» (ν οδα τι οδν οδα, hèn oîda hóti oudèn oîda). Su más grande mérito fue crear la mayéutica, método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento. Según pensaba, el conocimiento y el autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el ser humano y la naturaleza.

Esto le convierte en una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo sofista, y es un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. A la vez, fue capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia. El poder de su oratoria y su facultad de expresión pública eran su fuerte para conseguir la atención de las personas. Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Conocemos en parte sus ideas desde los testimonios de sus discípulos: Platón, Jenofonte, Aristipo y Antístenes, sobre todo. Tales testimonios no son convergentes, por lo que no resulta fácil conocer cuál fue el verdadero pensamiento de Sócrates. Además de los discípulos mencionados, tuvo otros discípulos y oyentes, entre los que pueden recordarse a Euclides de Megara, Fedón de Elis y Esquines de Esfeto.

Aunque durante la primera parte de su vida fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, Sócrates sufrió sin embargo la desconfianza de muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba la nueva postura que tomó frente al Estado ateniense y la religión establecida, principalmente en contra de las creencias metafísicas de Sócrates, que planteaban una existencia etérea sin el consentimiento de ningún dios como figura explícita. Fue acusado en el 399 a. C. de despreciar a los dioses y corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia. La Apología de Platón recoge lo esencial de la defensa de Sócrates en su propio juicio; una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría. Cuando, de acuerdo con la práctica legal de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte del tribunal proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una misión filosófica, enfadó tanto al jurado que éste volvió a votar a favor de la pena de muerte por una abultada mayoría. Los amigos de Sócrates planearon su huida de la prisión pero prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus últimos días con sus amigos y seguidores.

El envenenamiento por cicuta era un método empleado habitualmente por los griegos para ejecutar las sentencias de pena de muerte. Sócrates fue juzgado y, declarado culpable, cumplió esta pena en el año 399 a. C. Murió a los 70 años de edad, aceptando serenamente esta condena, método elegido por un tribunal que le juzgó por no reconocer a los dioses atenienses y corromper a la juventud. Según relata Platón en la Apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir. A su muerte surgen las escuelas socráticas, la Academia Platónica, las menores, dos de moral y dos de dialéctica, que tuvieron en común la búsqueda de la virtud a través del conocimiento de lo bueno. Platón no pudo asistir a los últimos instantes y éstos fueron reconstituidos en el Fedón, según la narración de varios discípulos. Aquí está el paso que describe los síntomas:

Él paseó, y cuando dijo que le pesaban las piernas, se tendió boca arriba, pues así se lo había aconsejado el individuo. Y al mismo tiempo el que le había dado el veneno lo examinaba cogiéndole de rato en rato los pies y las piernas, y luego, apretándole con fuerza el pie, le preguntó si lo sentía, y él dijo que no. Y después de esto hizo lo mismo con sus pantorrillas, y ascendiendo de este modo nos dijo que se iba quedando frío y rígido. Mientras lo tanteaba nos dijo que, cuando eso le llegara al corazón, entonces se extinguiría. Ya estaba casi fría la zona del vientre, cuando descubriéndose, pues se había tapado, nos dijo, y fue lo último que habló: —Critón, le debemos un gallo a Asclepio. Así que págaselo y no lo descuides. —Así se hará, dijo Critón. Mira si quieres algo más.
Pero a esta pregunta ya no respondió, sino que al poco rato tuvo un estremecimiento, y el hombre lo descubrió, y él tenía rígida la mirada. Al verlo, Critón le cerró la boca y los ojos. Este fue el fin, Equécrates, que tuvo nuestro amigo, el mejor hombre, podemos decir nosotros, de los que entonces conocimos, y, en modo muy destacado, el más inteligente y el más justo. (Fedón 117e-118c).

Mi conclusión es que Sócrates es el Padre de la Filosofía Occidental. Es la primera voz que se opone abierta y claramente a todo lo que era sensación, porque reivindica el uso de la razón. Se enfrentó a la ignorancia y la injusticia de su época y pagó el precio por pensar diferente a los demás, en un juicio a todas luces injusto e inicuo. El hecho de haber nacido en la época más dorada de la Grecia Clásica, en mi opinión, la civilización más importante de la Antigüedad, lo realza y lo convierte en el ícono más significativo de los Filósofos y Metafísicos. Su legado es extraordinario, porque no es en el campo filosófico solamente, sino que para las distintas ciencias que estudian el pensamiento y todo lo que tenga relación con el ser y sus diferentes problemas e inquietudes existenciales. Sócrates nos enseña a descubrir nuestra propia verdad buscándola, cuestionando lo que parece a simple vista, lo correcto y nos invita a descubrir nuestra ignorancia y superarla, para que seamos personas sabias y buenas. Su aparición en la Historia hizo un antes y un después en nuestra forma de enfrentar las preguntas más importantes que todo ser humano se ha hecho alguna vez en la vida. Para que así encontremos esa Trascendencia que nos allane el camino hacia la Eternidad.

jueves, 26 de febrero de 2015

JESUS



Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús (en griego antiguo: ησος Iesous, en arameo: ܝܫܘܥ Išo, en hebreo antiguo: יְהוֹשֻׁעַ Yehošuaʕ o יֵשׁוּעַ Yešuaʕ), Cristo (en griego antiguo: Χριστός Christós, en arameo: ܡܫܝܚܐ Mʕšiha, en hebreo antiguo: מָשִׁיחַ Māšîa) o Jesucristo, es la figura central del cristianismo y para mi la más influyente de la cultura occidental. Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea, y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30, bajo el gobierno de Poncio Pilato.

Para la mayoría de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que, con su muerte y posterior resurrección, redimió al género humano. El judaísmo niega su divinidad, que es incompatible con su concepción de Dios. En el islam, donde se lo conoce como Isa, es considerado uno de los profetas más importantes. Lo que se conoce de Jesús depende casi exclusivamente de la tradición cristiana (aunque se le menciona en fuentes no cristianas), especialmente de la utilizada para la composición de los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), redactados, según opinión mayoritaria, unos treinta o cuarenta años, como mínimo, después de la muerte de Jesús.

Jesús nació en Belén, Judea, en el Año 1, cumpliéndose así muchas profecías del Antiguo Testamento que anunciaron la venida de un Mesías. Se realizó, además, la promesa del profeta menor Isaías que dice:
"He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo" puesto que Jesús nació de madre virgen por obra del Espíritu Santo. Su Santidad Cristo fue un personaje único y singular, nacido del linaje de Israel. En aquellos días reinaba en Judea el Rey Herodes. Unos magos (Zoroastrianos) , Melchor, Gaspar y Baltazar, habiendo visto una nueva estrella en el cielo y entendiendo que significaba que había nacido un Salvador, fueron a Jerusalén a verle.

Jesús no tuvo educación escolar. Su sabiduría fue divinamente inspirada. Los Mensajeros Divinos reciben su conocimiento directamente de Dios y no necesitan maestros humanos. Jesús inició su misión Divina a los treinta años cuando el Espíritu de Dios descendió sobre Él simbolizado por una "paloma". "Y hubo una voz de los cielos que decía: "Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia". Después de esto, Jesús fue llamado Cristo, es decir, "el que Dios ha escogido" o "el Ungido". Cristo recorrió Palestina realizando su obra Divina y difundiendo sus sublimes enseñanzas para la purificación de los corazones. Predicó enseñanzas de valor eterno como: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por lo que os ultrajan y persiguen...". Cristo se refirió a sí mismo como el enviado de ese Dios, de quien dijo que es más grande que Él: "El Padre es mayor que yo". "Mi doctrina no es mía, sino de Aquél que me envió". "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad sino la voluntad del que me envió, la del Padre". "Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; es del Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar".

En el Evangelio de Lucas, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista ―ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes― y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que se conoce como Anunciación: Lc 1,26-38). El emperador Augusto ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo y su encuentro con los doctores en el Templo de Jerusalén, en un viaje realizado con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años. En los evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16; Lc 3, 23-38). La de Mateo se remonta al patriarca Abraham, y la de Lucas a Adán, el primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos de David. En ambos casos, lo que se muestra es la ascendencia de José, a pesar de que, según los relatos de la infancia, este solo habría sido el padre adoptivo de Jesús.

La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo, según el Evangelio de Lucas), por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán. Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios. Según los Evangelios sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio. No se menciona este episodio en el Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en Cafarnaún, y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios. Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. En cambio los Evangelios sinópticos mencionan solo la fiesta de Pascua en la que Jesús fue crucificado. Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios tienen como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como Corozaín o Betsaida. También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos. Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública), y estuvo en Jericó y Betania (donde resucitó a Lázaro).

Escogió a sus principales seguidores (llamados en los evangelios «apóstoles»; en griego, ‘enviados’), en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. En los sinópticos se menciona la lista siguiente: Simón, llamado Pedro y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que posteriormente traicionaría a Jesús (Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc 6, 13-16). Algunos de ellos eran pescadores, como las dos parejas de hermanos formadas respectivamente por Pedro y Andrés, y Juan y Santiago. Mateo se identifica generalmente con Leví el de Alfeo, un publicano de quien en los tres sinópticos se relata brevemente cómo fue llamado por Jesús (Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28), lo que acarreó a Jesús numerosos reproches de los fariseos. El Evangelio de Juan solo menciona los nombres de nueve de los apóstoles, aunque en varios pasajes hace referencia a que eran doce. Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en el Evangelio de Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el Reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a menudo han de ser después explicadas por Jesús). Tienen en general un contenido escatológico y aparecen exclusivamente en los Evangelios sinópticos.

Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc 20, 45-47). La originalidad de su mensaje radicaba en la insistencia en el amor al enemigo (Mt 5,38-48;Lc 6, 27-36), así como en su relación estrechísima con Dios a quien llamaba en arameo con la expresión familiar Abba (Padre) que ni Marcos (Mc 14,36) ni Pablo (Rm 8, 15; Gal 4, 6) traducen. Se trata de un Dios cercano que busca a los marginados, a los oprimidos (Lc 4, 18) y a los pecadores (Lc 15) para ofrecerles su misericordia. La oración del Padre nuestro (Mt 6,9-13: Lc 11,1-4), que recomendó utilizar a sus seguidores, es clara expresión de esta relación de cercanía con Dios antes mencionada. Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías (Zc 9:9: «He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga»). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como «hijo de David» (en cambio según el Evangelio de Lucas fue aclamado solamente por sus discípulos). En los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey. Según los Evangelios sinópticos, a continuación fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales (el Evangelio de Juan, en cambio, sitúa este episodio al comienzo de la vida pública de Jesús, y lo relaciona con una profecía sobre la destrucción del Templo). Vaticinó la destrucción del Templo y otros acontecimientos futuros.

En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer. Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados». Profetizó también, según los sinópticos, que no volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios. Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad de Dios. Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata. Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.

Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había profetizado. A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.

Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Salud, rey de los judíos». Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que en arameo significa ‘lugar del cráneo’. Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene. Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente ‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones.
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Elí, Elí, lemá sabactani», que, según el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos, en arameo significa: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al «discípulo a quien amaba» (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre).

Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca. Cubrió el sepulcro con una gran piedra. Según el Evangelio de Mateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los «príncipes de los sacerdotes y los fariseos» pidieron a Pilato que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato accedió. Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias ocasiones. En todos ellos, la primera en descubrir la resurrección de Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y Lucas) relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús resucitado varían, sin embargo, según los evangelios.

A la conclusión que llego es que este Gran Maestro Espiritual, nos legó una filosofía espiritual de vida que la encuentro impresionante, por su simpleza y fortaleza. El hecho de que nuestra historia occidental, su aparición en el mundo hace que su nacimiento, marque la división de la historia en antes y después de Cristo, es extraordinario y espectacular, por su poderosa influencia en nuestras creencias, ideas y visiones que tenemos sobre las cosas. Resumiría las enseñanzas de Jesús, en los siguientes puntos:

- La existencia de un dios único, omnipresente y omnipotente.

- La recompensa de la vida eterna y el castigo del infierno a través del Juicio Final.

- La fe, la pureza, amor al prójimo y la caridad eran el camino hacia la salvación.

- La independencia de la posición social y la fortuna para lograr la salvación.

- La negación de la vanidad, la venganza, el egoísmo y la hipocresía.

En lineas generales comparto las ideas de Jesús, exceptuaría el hecho de tener al Mal como una realidad positiva a través de Satanás, debido a que el problema es el mal uso que le damos a nuestro Libre Albedrío, hay un dicho que claramente gráfica lo que quiero expresar, "Quién siembra vientos, cosecha tempestades". No le echemos la culpa a Dios, ni a los demás de nuestros propias equivocaciones, aprendamos de las malas experiencias, seamos autocríticos y busquemos las soluciones, miremos la Vida como un bello desafío a enfrentar y superar, para que pronto podamos lograr esa Evolución y Trascendencia Espiritual, y para que, ya sea tarde o temprano, nos encontremos en forma definitiva con la Eternidad.

miércoles, 25 de febrero de 2015

BUDA



Sidarta Gautama, más conocido como Buda Gautama, Sakiamuni, o simplemente el Buda, fue un sabio en cuyas enseñanzas se fundó el Budismo. La palabra Buda puede ser traducida como «el despierto» o «el iluminado». Traducido al español: Buda (inteligente, iluminado); Sidarta (la meta perfecta, el que logra su propósito); descendiente de Gotama (la mejor vaca).

Debido a ciertas interpretaciones erróneas muy comunes, debe enfatizarse que el Buda Gautama no es un dios. Esto no sólo fue asegurado por el mismo Sidarta Gautama, sino que también la cosmología budista hace esta distinción al afirmar que únicamente los humanos —pero no se limita a esta humanidad en particular— pueden lograr el estado de buda, pues en estos reside el mayor potencial para la iluminación. Sidarta Gautama enseñó el camino medio entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto —practicado en el movimiento Sramana— común a esta región de la India. Más adelante enseñaría a lo largo de las regiones del este de esta nación, tales como Magadja y Kosala. El Sakiamuni es la figura central del budismo y sus relatos, discursos y reglas monásticas son creencias budistas que, después de su muerte, fueron resumidas y memorizadas por sus seguidores. Existen diversas colecciones de dichas enseñanzas que le fueron atribuidas y transmitidas por tradición oral, hasta ser escritas aproximadamente 400 años después de su fallecimiento.

Sidarta fue criado por su tía materna más joven Mahapajapati Gotami. La tradición dice que él estaba destinado desde su nacimiento a ser un príncipe y que había construido tres palacios —para ser ocupados por temporadas—. Aunque la más reciente opinión erudita pone en duda tal hecho. El rey Sudodana, su padre, deseaba que su hijo se convirtiese en un gran rey y lo protegió de las enseñanzas religiosas, del conocimiento de la existencia del sufrimiento (Duka). Cuando llegó a la edad de 16 años, según se narra, su padre arregló su matrimonio con una prima de su misma edad llamada Yasodara. Según los relatos tradicionales, ella dio a luz al unigénito del Buda Gautama llamado Rajula. Se dice que durante 29 años Sidarta vivió como príncipe en Kapilavastu hasta el incidente de los cuatro encuentros. Aunque el padre de Sidarta se aseguró en proveerle todo lo que podía necesitar o desear, las escrituras budistas cuentan que el futuro Buda sintió que la riqueza material no era el objetivo final de la vida.

Las biografías continúan narrando que pese a los esfuerzos de su padre para ocultarle a los enfermos, los ancianos y el sufrimiento; el Sakiamuni dejó el palacio para reunirse con sus súbditos y, estando ello, durante su recorrido vio a un hombre viejo. Cuando su cochero Chana le explicó que todas las personas envejecían, el príncipe continuó los siguientes trayectos fuera del palacio. Estando en ello, encontró a un hombre enfermo, un cadáver en descomposición y un asceta. Estos cuatro encuentros deprimieron a Sidarta Gautama, por eso se esforzó en vencer al envejecimiento, la enfermedad y la muerte llevando la vida de un asceta. Acompañado por Chana y montando su caballo Kantaka, Gautama renunció a su palacio y se dedicó a llevar una vida mendicante. Se dice que, «el sonido de los cascos del caballo fue apagado por los dioses» para evitar que los guardias notasen su partida. Inicialmente, Gautama fue a Rajagaha —actual Rajgir, en el estado indio de Bihar— e inició su vida ascética pidiendo limosna en las calles. A este incidente se le conoce como la gran renuncia. Después, los hombres de Bimbisara, rey del gran reino de Magadja, reconocen a Sidarta y lo llevan ante él y es así como se entera de su búsqueda, Bimbisara ofreció el trono a Sidarta, pero éste rechaza la oferta, mas promete regresar una vez haya alcanzado la iluminación.

Deja Rajagaha y practicó la meditación yoga bajo la tutela de dos maestros anacoretas. Después de que llega a dominar las enseñanzas impartidas por el maestro Arada Kalama, los kalamas le invitan a suceder al maestro. Sin embargo, Gautama se sintió insatisfecho por este logro en la práctica del yoga y se desplaza hasta donde está el maestro Udaka Ramaputta y se convierte en su alumno. Con él aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Sidarta intentaban redefinir la unión del individuo (Atman) con un absoluto (Brahmān) para así lograr la liberación. Y una vez más se le preguntó que si quería tomar el lugar de su maestro, y otra vez se sintió insatisfecho, y parte de nuevo. Sidarta y cinco de sus compañeros se disponen a endurecer aún más la austeridad que practicaban. Intentaron lograr la iluminación mediante la privación del uso de todo bien material, incluidos los alimentos, y la práctica de la mortificación. Llegó a estar esquelético a causa de no ingerir prácticamente ningún alimento, con excepción de una hoja o una nuez por día. Es por esto que le faltaron las fuerzas un día en que fue a bañarse y por poco muere ahogado. Este incidente lo lleva a reconsiderar su sendero hacia la iluminación. Estando en ello, le llega un recuerdo de su infancia donde ve a su padre arando el campo y logra un estado concentrado y atento que era dichoso y refrescante: el dhyana.

Aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo. Otra versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Sidarta, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua y pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar el sitar (instrumento musical). Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. Es en ese momento que Sidarta comprendió el camino medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Las ideas reflejadas en las cuatro nobles verdades son parte del Budismo. Fueron enunciadas por Siddharta Gautama.

Según el budismo las cuatro nobles verdades son:

1    Toda existencia es sufrimiento (dukha).
2    El origen del sufrimiento es el anhelo (o deseo, sed, "tanhā").
3    El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo su causa.
4    Para extinguir la causa del sufrimiento, debemos seguir el Noble camino óctuple.

El Octuple Noble Sendero: "Esta es, oh monjes, la noble verdad sobre el camino que conduce a la supresión del sufrimiento, hacia el Despertar, el Nirvana, El camino de las ocho ramas, el sendero óctuple por ejemplo:

    Comprensión correcta.
    Pensamiento correcto.
    Palabra correcta.
    Acción correcta.
    Ocupación correcta.
    Esfuerzo correcto.
    Atención correcta.
    Concentración correcta.

A la conclusión que llegó sobre este Gran Maestro Espiritual, es su capacidad para descubrir el origen del sufrimiento en los seres humanos. Y en base a eso, proporcionarnos una Filosofía de vida que nos permita encontrarnos a nosotros mismos para volver a encontrar ese sendero que ha sido extraviado por nuestros errores. El hecho de que seamos conscientes de vivenciar el presente, de no perder ese sublime instante de que somos uno con el momento que vivimos es algo extraordinario. Además, el hecho de indicarnos el camino para llegar a la Iluminación, es algo digno de imitar. Buda renunció a todo lo mundano, pues era hijo de un Rey, tenía todo los vicios que hubiese deseado a su antojo: Riqueza, Poder, Mujeres, etc. Sin embargo, a él eso no le satisfacía y por ende busco su propio camino. Seamos como Buda, y busquemos nuestro sendero espiritual, podemos recibir ayudas de gente más evolucionada y preparada para nosotros, pero ni un Maestro ni los demás pueden recorrer tu camino, y es uno, el Iniciado o Discípulo, el que debe buscar y encontrar su camino en este Mundo. Atrevámonos a buscar y encontrar nuestra meta, recuerden que el primer paso es el más difícil, para que así lleguemos a esa Trascendencia y nos fusionemos con la Eternidad.

martes, 24 de febrero de 2015

MAHOMA



Esta vez hablaré sobre el profeta fundador del Islam. Su nombre completo en lengua árabe es Abu l-Qāsim Muammad ibn ʿAbd Allāh al-Hāšimī al-Qurayšī del que, castellanizando su nombre coloquial Muhammad (مُحَمِّد), se obtiene Mahoma.

De acuerdo con la religión musulmana, Mahoma es considerado «el sello de los profetas» (jātim al-anbiyā' خاتم الأنبياء), por ser el último de una larga cadena de mensajeros enviados por Dios para actualizar su mensaje que, según el islam, sería en esencia el mismo[cita requerida] que habrían transmitido sus predecesores, entre los que se contarían Ibrahim (Abraham), Musa (Moisés) e Isa (Jesús).

Fue hijo póstumo de Abd Allah ibn Abd al-Muttalib, miembro del clan de los hachemí. La costumbre de los más honorables de la tribu de Quraysh era enviar a sus hijos con niñeras beduinas con el propósito de que crecieran libres y saludables en el desierto, para poder también robustecerse y aprender de los beduinos, que eran reconocidos por su honradez y la carencia de numerosos vicios, y Mahoma fue confiado a Bani S’ad. El primer milagro que se narra sobre Mahoma en la compilación de los hadices es que el Arcángel Gabriel descendió y abrió su pecho para sacar su corazón. Extrajo un coágulo negro de éste y dijo «Esta era la parte por donde Satán podría seducirte». Después lo lavó con agua del pozo de Zamzam en un recipiente de oro y devolvió el corazón a su sitio. Los niños y compañeros de juego con los que se encontraba corrieron hacia su nodriza y dijeron: «Mahoma ha sido asesinado»; todos se dirigieron a él pero descubrieron que estaba vivo. Los musulmanes ven este acontecimiento como una protección para que él se apartara desde su infancia de la adoración de los ídolos y probablemente la razón por la que fue devuelto a su madre. Se quedó huérfano a temprana edad y, debido a una costumbre árabe que dice que los hijos menores no pueden recibir la herencia de sus progenitores, no recibió ni la de su padre ni la de su madre. Se dice que ella murió cuando él tenía seis años, por lo que fue acogido y educado primero por su abuelo Abd al-Muttalib y luego por su tío paterno Abu Talib, un líder de la tribu Quraysh, la más poderosa de La Meca, y padre de su primo y futuro califa Ali.

En aquella época La Meca era un centro comercial próspero, principalmente porque existían varios templos que contenían diferentes ídolos, lo cual atraía a un gran número de peregrinos. Mercaderes de diferentes tribus visitaban La Meca en la época del peregrinaje, cuando las guerras tribales estaban prohibidas y podían contar con un viaje seguro. En su adolescencia, Mahoma acompañó a su tío por sus viajes a Siria y otros lugares. Por tanto, pronto llegó a ser una persona con amplia experiencia en las costumbres de otras regiones. A los doce años se dirigió a Basora con su tío Abu Tâlib y tuvieron un encuentro con un monje llamado Bahira. Algunos orientalistas dicen que esto demuestra que Mahoma aprendió de él los libros sagrados, pero los estudiosos musulmanes refutan esta opinión alegando que no pudo haber aprendido en la hora de la comida ese conocimiento y que además no se registra un segundo encuentro con este monje. En los hadices se narra que Bahira reconoció algunas señales de la profecía de Mahoma y le advirtió a su tío sobre llevarlo a Siria por temor de los judíos y romanos (en aquel entonces los bizantinos).

Mahoma no tuvo un trabajo específico en su juventud, pero se ha reportado que trabajó como pastor para Bani Sad y en la Meca como asalariado. A la edad de 25 años, Mahoma trabajó como mercader en la ruta caravanera entre Damasco y La Meca a las órdenes de Jadiya, hija de Juwaylid (خديجة بنت خويلد), una rica comerciante viuda, a quién impresionó y ésta le propuso matrimonio en el año 595. Ibn Ishaq presenta que la edad de Jadiya era 28 años, y Al Waqidi presenta cuarenta. Algunos dicen que al engendrar Jadiya dos varones y cuatro mujeres de Mahoma, hace que la opinión más fuerte sea la de Ibn Ishaq, pues es sabido que la mujer llega a la edad de la menopausia antes de los cincuenta años, a pesar de que estas informaciones no están establecidas en un hadiz sino que circularon entre los historiadores. Jadiya tuvo seis hijos con Mahoma, dos varones y cuatro mujeres. Todos nacieron antes de que Mahoma recibiera la primera revelación. Sus hijos Al-Qasim y Abdullah murieron en la infancia en La Meca. Sus cuatro hijas se llamaban Zainab, Ruqayyah, Umm Kulzum y Fátima. Jadiya sería posteriormente la primera persona en aceptar el islam después de la revelación.

Mahoma era de carácter reflexivo y rutinariamente pasaba noches meditando en una cueva (Hira) cerca de La Meca. Los musulmanes creen que en 610 a los cuarenta años de edad, mientras meditaba, Mahoma tuvo una visión del Arcángel Gabriel. Describió esta visita como un mandato para memorizar y recitar los versos enviados por Dios. Durante su vida, Mahoma confió la conservación de la palabra de Dios (Allah الله), trasmitida por Gabriel (Yibril, جبريل), a la retentiva de los memoriones, quienes la memorizaban recitándola incansablemente que después de su muerte serían recopilados por escrito en el Corán debido a la primordial importancia de conservar el mensaje original en toda su pureza, sin el menor cambio ni de fondo ni de forma. Para ello emplearon materiales como las escápulas de camello, sobre las que grababan los versículos del Corán. El arcángel Gabriel le indicó que había sido elegido como el último de los profetas y como tal predicó la palabra de Dios sobre la base de un estricto monoteísmo, prediciendo el Día del Juicio Final.

El hombre es la más alta creación de Dios, él tiene la libre voluntad de tomar sus decisiones. Dios le ha mostrado el camino correcto, y la vida del Profeta Mahoma, éste muestra un perfecto ejemplo para llevar a cabo la salvación exitosamente. Esto lleva a que cada musulmán tenga su vida ya marcada, sabiendo lo que debe o no debe hacer, o sea que es su forma de vida. Para que todos se rijan por la misma regla, existen dos textos, el Corán que significa recitación y la Sunna que es producto de la unión de todos los Hadith. El Corán es la palabra de Dios a través de Mahoma y estaba escrita por sus amigos en hojas de palmera, en tablillas de piedra, pieles y huesos de animales, y hasta en los pechos de los hombres; 19 años después de la muerte de Mahoma fueron recopilados y unidos en un solo texto que es ahora el libro oficial del Islam que ha sufrido solo pequeñas modificaciones a través de todos estos años. El Hadith son los dichos, hechos y gestos del profeta trasmitidos en relatos, que han sido soluciones políticas y jurídicas que no eran contempladas por el Corán, la unión de todos los Hadith es la Sunna. El Corán conjuntamente con la Sunna contienen las fuentes de derecho y la religión. Cada acción hecha con la conciencia que cumple con la voluntad de Dios es considerada un acto de adoración en el Islam. Pero el acto específico de adoración es aceptar los Pilares del Islam, los cuales proveen la estructura o sistema de la vida espiritual de los musulmanes.

Éstos pilares son cinco:

    La profesión de la fe.
    La oración
    El ayuno
    La limosna
    La peregrinación a la Meca

A veces es considerado un sexto pilar que es el Jihad, o guerra santa. La profesión de la fe es la afirmación esencial de la doctrina, es el monoteísmo, dice: "No hay otro Dios que Alláh y Mahoma es su profeta", Mahoma no se confunde con Dios, pues solo es el último y el más grande de los profetas.

Como conclusión diré que Mahoma construyó una Religión basada en las enseñanzas del Corán, el libro sagrado de los Musulmanes, que regula todos los aspectos de la vida de todo Musulmán. Disiento completamente de esta forma totalitaria en que el Corán domina y regula la vida de sus fieles. El concepto clave es que el Islam considera que el uso de imágenes fomenta la idolatría, porque la imagen tiende a volverse más importante que el concepto que representa. Si bien no comparto el hecho de que una Religión regule todos los aspectos de una persona y que el uso de nuestro Libre Albedrío sea un simple formalismo, considero que en otros aspectos el mensaje de Mahoma tiene cercanía con respecto a que hay un sólo Dios, y en sus cinco pilares que son la base del Islam, palabra que deriva del verbo árabe aslama, que significa literalmente "entregarse a una condición de paz y seguridad con Dios a través de la lealtad y el sometimiento". Podremos estar en acuerdo o en desacuerdo con el Islam, sin embargo, es una religión a la cual hay que respetar y tolerar independiente de su visión de las cosas. Lo que cuenta, es que no importan los senderos que cada uno elija en su camino espiritual, tarde o temprano todos llegaremos hacia la Eternidad.

lunes, 23 de febrero de 2015

CONFUCIO



Les hablaré sobre un personaje importante e interesante. El nombre habitual de Confucio en chino mandarín es Kǒngzǐ, literalmente «Maestro Kong», aunque muchas veces se escribe «Kung Fu Tse». Una variante de este nombre, poco habitual actualmente, es Kǒng Fūzǐ, de la que se deriva el nombre tradicional en español a partir de la forma latinizada Confucius.

Procedente de una familia noble arruinada, a lo largo de su vida alternó periodos en los que ejerció como maestro con otros en los que sirvió como funcionario del pequeño estado de Lu, en el noreste de China, durante la época de fragmentación del poder bajo la dinastía Zhou.

Nació en el pueblo de Qufu en el antiguo estado de Lu, actual provincia de Shandong, en el seno de una familia de terratenientes nobles, el clan de los Kong. Su padre murió cuando Confucio tenía tres años y dejó a la familia en la pobreza. Confucio, a pesar de ello, recibió una esmerada educación. Siendo aún joven, trabajó para la administración del Estado de Lu. Su primer trabajo fue en los graneros estatales y llegó a alcanzar el rango de Ministro de Justicia. Dimitió del cargo años más tarde, ya que no estaba de acuerdo con la política que seguía el príncipe. Una de sus grandes influencias fue Zi Zhaan, primer ministro de Cheng, quien introdujo el primer código jurídico en China. También influyó en Confucio el escepticismo de su época en lo concerniente a la religión, pues a causa de haber sufrido muchas guerras se había perdido la fe en los dioses. A los 50 años comenzó sus enseñanzas. Viajaba solo de un lado a otro instruyendo a los contados discípulos que se reunían en torno a él. Su fama como hombre de saber y carácter, con gran veneración hacia las ideas y costumbres tradicionales, pronto se propagó por el principado de Lu, y luego a toda China.

La esencia de sus enseñanzas se condensa en la buena conducta en la vida, el buen gobierno del Estado (caridad, justicia, y respeto a la jerarquía), el cuidado de la tradición, el estudio y la meditación. Las máximas virtudes son: la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto a los mayores y antepasados. Si el príncipe es virtuoso, los súbditos imitarán su ejemplo: gobernante/súbdito, marido/mujer y padre/hijo. Una sociedad próspera sólo se conseguirá si se mantienen estas relaciones en plena armonía. La base de la doctrina confuciana es recuperar a los antiguos sabios de la cultura china e influir en las costumbres del pueblo. El maestro Kung fue el primero que reunió a un grupo de discípulos provenientes de distintos principados para formarlos adecuadamente en el buen gobierno. Junto con las medidas a tomar que ya había formulado en su época de joven funcionario, propuso llevar a la práctica sus ideas basándose en el respeto de las Tres Dinastías y recuperar la política del Duque de Tcheu. Confucio confiaba en que un príncipe siguiera sus indicaciones. De este modo, al final de un ciclo de doce meses, se habría logrado algún resultado; en tres años, su proyecto social se habría consumado a la perfección. Podemos resumir la doctrina confuciana en una serie de mandatos que deberían ser los principales deberes de todo hombre de gobierno:

- Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios necesarios para la vida cotidiana.
- Por este motivo, debe servirse en primer término con soberano respeto a Aquel que es el Primer Dominador.
- Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección.
- En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del «Justo Medio».
- Tener en cuenta las dos clases de inclinación propias del hombre: unas proceden de la carne y son peligrosas; las otras pertenecen a la razón y son muy sutiles y fáciles de perder.
- Practicar los deberes de las cinco relaciones sociales (explicadas más abajo).
- Tener por objeto final la paz universal y la armonía general.


En el poco legado escrito que dejó, las Analectas, una colección de conversaciones con sus discípulos, vemos que basaba toda su filosofía moral en una enseñanza central: el ren (jen), que es la virtud de la humanidad y a su vez está basada en la benevolencia, la lealtad, el respeto y la reciprocidad. Estos valores son imprescindibles en las relaciones humanas, que Confucio describió:
- Entre gobernador y ministro.
- Entre padre e hijo.
- Entre marido y mujer.
- Entre hermano mayor y hermano menor.
- Entre amigos.


Estas relaciones tienen, además, una característica principal: el superior tiene la obligación de protección y el inferior, de lealtad y respeto. En último término, todas las personas están sujetas a la voluntad del Cielo (tiamchi; t’ien-chih), que es la realidad primera, la fuente máxima de moralidad y de orden. No es el tema de especulación, pero en cierto modo está relacionado mediante el ritual. En algunos textos es sinónimo de Shang-ti, el señor supremo. El Emperador gobernaba por mandato del Cielo. No obstante, todo lo que Confucio quiso llevar a cabo no era nuevo, sino que correspondía, como él mismo confesaba, a lo ya dicho por una larga tradición de sabios. Sus ideas estaban basadas en una herencia espiritual que la escuela de los ru o letrados, y más concretamente el mismo Confucio, habían compilado y sistematizado de forma sublime. También, se atribuyen a Confucio los «Cinco Clásicos», que aparecieron con posterioridad a la muerte del maestro. Tras ésta, su obra y su vida se convirtieron en objeto de culto y generaron todo un paradigma en torno a sus enseñanzas, las cuales, alcanzan nuestros días.

Lo que me llama la atención de Confucio, es la Moral que surca todos los aspectos de la vida, y además, el hecho de aplicar esta Moral en la práctica y no quedarnos sólo con las buenas intenciones. Lamentablemente nunca Confucio encontró a ese Emperador o Primer Ministro, que pusiera en práctica todas las enseñanzas filosóficas y morales que propugnaba este gran Maestro. Sin embargo, nos dejo su legado para que nosotros aprendamos de sus elevadas enseñanzas. Confucio nos dice que seamos mejores personas, buenos y correctos con los demás, un espejo para que los demás se reflejen en nosotros y viceversa. Es otra manera de llegar a esa Trascendencia y Eternidad con la cual llegaremos ya sea tarde o temprano.

domingo, 22 de febrero de 2015

PAN Y CIRCO



Esta frase se origina en Roma en la Sátira X del poeta romano Décimo Junio Juvenal (cerca 100 D.C.). En su contexto, la frase en Latin "Panis et Circenses" («Pan y Juegos del Circo») es dada como la última atención del pueblo romano, quien había olvidado su derecho de nacimiento a involucrarse en la política. Juvenal muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos romanos. Los políticos romanos visualizaron un plan en 140 A. C. para ganar los votos de los pobres; al regalar comida barata y entretenimiento, los políticos decidieron que esta política de «pan y circo» sería la forma más efectiva de subir al poder.

La frase en cuestión dice así: "Desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quién vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo".

El motivo de mi reflexión es el siguiente: Aunque ha pasado el tiempo, y las distintas épocas históricas que todos conocemos, la verdad eso se ha mantenido, la única diferencia es que el pan y circo cambia a medida que pasan los siglos y milenios. Ahora el pan son las subidas escuálidas del sueldo mínimo y algún bono para una cosa u otra. Por otro lado, el circo son los realitys, los programas de farándula, las teleseries del país que sean.

Lo que más inquieta es que estamos dormidos de lo que pasa a nuestro alrededor y en nuestro entorno, nos dejamos adormecer por todo lo que nos dan, y por otra parte, suben los artículos de primera necesidad y parece que todo es normal para todos. Es la impasividad, la indolencia cuando hay algo que es injusto o que no está bien, es lo que me llama la atención. El sentido común nos dice que cuando algo no es correcto, se expresa el descontento con lo que sucede. No me tomen como alguien que incite la anarquía ni el caos, a mi me gusta el orden y que las instituciones establecidas funcionen, pero eso no significa que cuando suceda algo que no está bien me quede callado.

Habrán visiones diversas a la reflexión que estoy haciendo, respeto dichas opiniones, porque son tan válidas como mi opinión. Deseo hacer notar lo indiferente que estamos siendo con todo lo que sucede, y nos evadimos en cosas que nos adormecen y que en el fondo, sólo nos divierten pero que no nos deja nada en concreto. En síntesis, seamos seres despiertos y enfrentemos la aventura de la vida, que tiene cosas interesantes que ofrecernos, atrévamos a expresar nuestras opiniones, sin esperar que los demás estén de acuerdo. Seamos seres consecuentes con nuestros principios y valores, no sólo en la teoría, sino que también en la práctica. Seamos libres y fieles de ser nosotros mismos y tomemos el desafío de superar nuestras limitaciones mentales para que en algún instante seamos seres evolucionados, tolerantes, íntegros y sencillos, para encontrarle ese sentido trascendente a la vida, y llegar al lugar donde todos estaremos, tarde o temprano.

sábado, 21 de febrero de 2015

HERMES TRISMEGISTO



Este es el nombre griego de un personaje mítico que se asoció a un sincretismo del dios egipcio Dyehuty (Tot en griego) y el dios heleno Hermes. Hermes Trismegisto significa en griego 'Hermes, el tres veces grande'.

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el sabio egipcio, paralelo al dios Tot, también egipcio, que creó la Alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocido como Hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un profeta pagano que anunció el advenimiento del Cristianismo. Se le han atribuido estudios de Alquimia como la Tabla de Esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de Filosofía, como el Corpus Hermeticum. No obstante, debido a la carencia de evidencias concluyentes sobre su existencia, el personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del esoterismo.

Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Tot era el dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Más tarde, varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría de los «cuarenta y dos textos». Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar a esta fusión «Hermes Trismegisto», probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. No obstante, en algún momento la ambigua noción de divinidad se transformó en la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos.

La llamada «Literatura Hermética» es en cierto modo, un conjunto de papiros que contenían hechizos y procedimientos de inducción mágica. Por ejemplo, en el diálogo llamado Asclepio, el dios griego de la medicina, se describe el arte de atrapar las almas de los demonios en estatuas, con la ayuda de hierbas, piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar. En otros papiros, existen varias recetas para la construcción de este tipo de imágenes y detalladas explicaciones acerca de cómo animarlas (dotarlas de alma) ahuecándolas para poder introducir en ellas un nombre grabado en una hoja de oro, momento esencial del proceso. No obstante, no se queda ahí la literatura atribuida a esta figura mitológica. Los escritos herméticos, en general, dan cuenta de un determinado enfoque acerca de las leyes del universo. En el Asclepio se nos habla constantemente de Dios, a quien se llama "El Todo Bueno", para describirnos las leyes del Universo. Por ejemplo, en el pasaje número veinte del Asclepio, Dios es expresado como la inconcebible Unidad que constituye el Universo. Una unidad, cuya característica esencial es que posee naturaleza masculina y femenina al mismo tiempo. Esta característica se la otorgará Dios a su vez, por reflejo, a todas sus criaturas. En el Asclepio, como decíamos, la figura de Dios no tiene la consideración de quien ha hecho todas las cosas, sino que Dios mismo "es" todas las cosas. Todos los seres vivos, todo lo material e inmaterial, son para Hermes partes que actúan dentro de Dios. Pero sólo los humanos somos un reflejo exacto de Dios, el Todo Bueno.

También nos habla Hermes del Tiempo. De acuerdo con el Asclepio, parágrafo 27, el Mundo es el receptáculo del Tiempo, que mantiene la vida en su correr y agitar. El Tiempo por su lado respeta el Orden. Y el Orden y el Tiempo provocan, por transformación, la renovación de todas las cosas que hay en el Mundo. Recordemos que en esta obra, el propio Hermes aparece como un personaje que dialoga con Asclepio, siendo que la conversación se sitúa en el antiguo Egipto. Como curiosidad, añadiremos que en el Asclepio habla Hermes de dioses que están en la Tierra. Al preguntarle Asclepio a Hermes dónde están tales dioses, Hermes le responde que en una montaña de Libia y acto seguido le cambia el tema. Esos dioses se irán finalmente, y dejarán a la humanidad desasistida. Entre los tratados atribuidos a Hermes Trismegisto destaca el Corpus Hermeticum. Se le atribuye también la redacción de la Tabla de Esmeralda, que fue considerado por los alquimistas, el libro fundacional de la alquimia. Otras de sus obras más destacadas serían el Poimandres, el Kybalión (en el cual se expresan de forma sintética las leyes del Universo), ciertos libros de poemas y el Libro para salir al día, también conocido como «Libro de los Muertos», por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos destacados egipcios.

Como conclusión digo que Hermes Trismegisto, nos allanó con sus escritos el camino al Esoterismo, y por ende, a la Espiritualidad. Además, considero que el hecho de crear la Alquimia, según mi punto de vista, que debamos transmutar nuestros defectos en virtudes, superarnos a nosotros mismos y ser nuestra mejor versión posible. Ningún desafío es fácil, pero para llegar a nuestra meta, se comienza por el primer paso y así sucesivamente vendrán los otros pasos. Seamos verdaderos Magos de nuestra vida, transformemos nuestra vida y entorno para que logremos encontrarle un sentido a nuestra existencia, y que podamos llegar a esa anhelada Trascendencia, para hacernos uno con la Eternidad.

viernes, 20 de febrero de 2015

ENOC, EL PROFETA QUE VIAJO A OTROS MUNDOS



Voy a hablar sobre un personaje muy antiguo. Me refiero de Enoc, llamado también Henoc, Enoch, Enoq o Janoj. Su nombre significa "El Iniciado", y de hecho es considerado el primer Iniciado de la Historia.

Era hijo de Lared, padre de Matusalén, abuelo de Lamec y bisabuelo de Noé. Se dice en el Génesis del Antiguo Testamento, que Yahveh estaba con él, a diferencia de sus antecesores, porque era una persona que se comportaba de manera sabia y justa en un mundo dominado por seres impíos y deshonestos. Incluso se dice que no murió sino que fue "arrebatado y llevado a los cielos por un carro de fuego". La verdad es bien poco lo que se sabe de él. Sin embargo, existe un texto apócrifo que se llama el Libro de Enoc, que podría darnos más luces sobre el.

El libro de Enoc pasa por ser el más enigmático y sorprendente de cuantos apócrifos existen. Y lo es porque contiene todas las vivencias sobrenaturales vividas por Enoc hasta que fue arrebatado y llevado a los cielos. De lo ocurrido hasta entonces, el Antiguo Testamento no dice nada, pero este libro sí, y lo que dice, por sorprendente, bien pudiera ser la causa por la que fue desterrado del canon bíblico. Explica que el contacto de Enoc con los seres celestiales se inició del siguiente modo: "Estando solo en mi casa, se me aparecieron dos hombres de gran estatura. Sus rostros brillaban como el Sol. Sus ropas y sus voces eran magníficas."

Muchos intérpretes, los más audaces, identifican a estos seres, que según la tradición eran ángeles, con una suerte de visitantes de otros mundos. Y esto no sería nada más que una atrevida propuesta, de no ser porque el libro de Enoc narra a continuación cómo el patriarca viajó cuan astronauta por diferentes mundos y esferas del firmamento "a bordo de un palacio capaz de surcar los cielos". Dice Enoc respecto al lugar en el que efectuó sus viajes: "Era un gran palacio hecho de cristal labrado. El suelo estaba embaldosado de placas de vidrio y el piso era también de cristal." A través de ese suelo, Enoc asegura que era capaz de ver las estrellas y planetas que atravesaba en su viaje. Al patriarca, señala el texto, aquellos seres que ocupaban tronos de cristal en el "palacio volador", le explicaron toda una extensa cosmogonía y le narraron la historia de los hombres.

Le dijeron que Dios, en tiempos remotos, envió a la Tierra a sus emisarios. Estos seres, de gran estatura, "eran los vigilantes del cielo", pero se mezclaron con las mujeres, alterando así con ello el plan divino, lo que según los exégetas serviría para identificar a los "vigilantes del cielo" con los gigantes prediluvianos de los que habla el Génesis.
Podría pensarse que los relatos de Enoc son pura metáfora, que no refieren sino un delirio visionario. Y podría defenderse así de no ser porque Enoc asegura que los tripulantes del "palacio de cristal" le revelaron algunas cosas sobre el funcionamiento del cosmos que la ciencia ha confirmado como reales miles de años después de que se escribieran tan fascinantes relatos. Enoc explica en su libro con detalle las órbitas solares y lunares, así cómo la mecánica celeste. Desarrolla, por ejemplo, las leyes que rigen la densidad de las estrellas con detalles que parecen propios de astrónomos actuales. Desarrolla que la Tierra tarda trescientos sesenta y cinco días en girar alrededor del Sol y que la Luna hace lo propio sobre la Tierra, dividiendo su calendario en cuatro fases. Además, asegura que existen más sistemas estelares y planetarios.


Puedo concluir que es un personaje enigmático, interesante y desconcertante a la vez. Me llama la atención de que en el Libro de Enoc, describe cosas que han sido comprobadas miles de años después por la Ciencia. Pienso que estamos ante una persona singular, única y extraordinaria. El hecho de tener la posibilidad de ver y relatar las cosas de otros mundos, lo hace increíble. Otra cosa que lo engrandece, es el hecho de tener un comportamiento bueno, correcto y ser consecuente con su forma de ser, en una época dominada por personas malas, soberbias, envidiosas, egoístas y sedientas de poder y sangre. Y por sus buenas acciones fue premiado por Dios. Emulemos a Enoc, y no caigamos en las tentaciones de este mundo moderno, seamos fieles a nuestros valores y principios, tengamos dignidad y la humildad para que en un tiempo no muy lejano, la Evolución y la Trascendencia sean ese presente constante e inmutable que nos permita llegar a esa Eternidad pletórica de paz, alegría y felicidad para todos nosotros.