jueves, 19 de febrero de 2015

OMRAAM MIKHAEL AIVANHOV




Ahora corresponde hablar de uno de los líderes espirituales más importantes de Europa en el siglo XX. Era discípulo del Maestro Espiritual Universal Peter Deunov, quién es el fundador de la Fraternidad Blanca Universal.

CONSIDERACIONES

Nacido el 31 de enero de 1900 en Serbtzy (Macedonia), Mikhaël Aïvanhov encontró al Maestro Peter Deunov en 1917 en la ciudad búlgara de Varna. Después de los estudios universitarios en Sofía, enseñó primero como maestro y luego como profesor y a partir de 1934 fue director de instituto. Al mismo tiempo seguía asiduamente la enseñanza del Maestro Peter Deunov, quien era para él un campo infinito de exploraciones y experiencias.

BIOGRAFIA

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-1986), maestro espiritual francés de origen búlgaro, se trasladó a Francia en 1937 donde dio lo esencial de su enseñanza.
A través de más de 5000 conferencias, explora la naturaleza humana en su entorno, a escala individual, familiar, social, planetaria. Aquél a quien llamamos Maestro, en la acepción oriental del término referida al control personal y al talento pedagógico, nos dice: «lo que deseo con esta enseñanza, es daros nociones sobre la vida, sobre vosotros mismos, cómo estáis construidos, qué relaciones tenéis con todo el universo y qué intercambios debéis hacer después entre vosotros y el universo, que es la Vida».

Su objetivo prioritario es ayudar al hombre a reencontrar su dimensión espiritual (a la que llama su naturaleza superior o divina), a perfeccionarse, a reforzarse y alcanzar la plenitud en el corazón del mundo donde se encuentra. Omraam Mikhaël Aïvanhov precisa: «Sobre todo, me he esforzado en aclarar un tema: las dos naturalezas del ser humano, su naturaleza superior y su naturaleza inferior, porque es la clave que permite resolver todos los problemas.»

Pero el trabajo interior, individual, se encuadra en una perspectiva más amplia y universal: permite adquirir la consciencia de que somos ciudadanos del cosmos, miembro de la gran familia humana, la fraternidad universal, hijos e hijas de un mismo creador. Aún más allá, la enseñanza del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos invita a participar en la realización de una nueva edad de oro sobre la Tierra.


Por su irradiación y su enseñanza, el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov ha abierto a innumerables personas el camino de la plenitud interior.


La filosofía de Aivanhov enseña que todo el mundo, sin distinción de raza, religión, posición social, la capacidad intelectual o de medios materiales, es capaz de participar en la realización de un nuevo período de fraternidad y paz en la tierra. Esto ocurre a través de la transformación personal del individuo: el crecimiento en la perfección y en armonía con el mundo divino. Cualquiera que sea el tema, que invariablemente se centra en cómo se puede llevar a cabo una mejor vida en la tierra. Aivanhov enseñó que para lograr una vida mejor, se debe tener un alto ideal. Aivanhov enseña los antiguos principios de la ciencia iniciática. Él describe las leyes cósmicas que rigen tanto el universo y el ser humano, el macrocosmos y el microcosmos, y los intercambios que tienen lugar constantemente entre ellos.

Este conocimiento ha tomado diferentes formas a lo largo de los siglos. Es la "Eterna Sabiduría" expresada a través de las diversas religiones, cada una adaptada al espíritu de un momento determinado, la gente, y el nivel de evolución espiritual. La enseñanza de Aivanhov incorpora aspectos del cristianismo esotérico que se relacionan con la búsqueda de el "Reino de Dios en la Tierra" en el individuo. Una de las verdades esenciales de la ciencia iniciática, según Aivanhov, es que (en el mundo superior) todas las cosas están ligadas. Por lo tanto comprometerse con el Reino de Dios en la Tierra hace que sea realizable: "La verdadera ciencia es formar dentro de nosotros mismos, en lo más profundo de nuestro ser, este Cuerpo que inicia la llamada al Cuerpo de Gloria, el Cuerpo de Luz, el Cuerpo de Cristo".

En lo que se refiere a sus primeros años, se cuenta que desde los 12 años empieza a sentirse atraído por los libros sagrados, por la Biblia, por el Evangelio; Jesús se convierte en su primer gran modelo. Se apasiona por las grandes obras de la Ciencia iniciática. Hacia los 13 años descubre a Buda. Lee mucho y practica ejercicios de respiración de yoga. Hacia los 15 años empieza un asiduo trabajo espiritual. A los 16 años, después de muchas meditaciones y ejercicios, Mikhaël tuvo una experiencia mística que le marcó profundamente: oyó la música de las esferas.

En una de las innumerables conferencias que realizó dice lo siguiente: “El mundo entero cantaba… las estrellas, las plantas, las piedras, los árboles, todo cantaba con una armonía tan grandiosa, tan sublime, que mi ser se dilataba hasta el punto de que tuve miedo de morir. Desearía que todos pudierais oír, aunque sólo fuera durante unos segundos, lo mismo que yo oí, para que tuvierais una medida, una idea de lo que es la verdadera música.”

En esa época establece contacto con distintos líderes espirituales de su época, con los cuales establece profundas amistades. En la India, específicamente en Tiruvanamalaï, los discípulos de Ramana Maharsi, uno de los más grandes sabios de la India moderna, le acogieron cálidamente. En Calcuta, se encontró con Mâ Ananda Moyi, en la que reconoció la manifestación de la Madre Divina. En Rishikesh se encontró con Sivananda. En Bombay visitó a Bhagavan Nityananda, Maestro de Swami Muktananda. Al ver a Aivanhov, Nityananda entró en profunda meditación.

Cuando volvió a abrir los ojos, pronunció en inglés las siguientes palabras: “Un corazón puro, la paz en su alma, y todos los poderes le han sido dados.” El encuentro más importante lo tuvo cerca de Almora con Nim Karoli Baba. Hablará de él, con gran devoción, como de un ser excepcional. Babadji presentaba a Aïvanhov a sus discípulos así: “Es el sadhu francés… un yogui y un gran santo.” También en Almora conoce al Lama Anagarika Govinda, con quien entabla una profunda amistad.

En la India recibe el nombre espiritual de “Omraam”. “Este nombre -comenta Georg Feuerstein- está compuesto por Om y Ram, dos mantras muy conocidos en India que son dos palabras sánscritas cargadas de poder.
* Om es el mantra más sagrado de los hindúes. Representa lo Absoluto o lo Divino.
* La sílaba Ram, escrita en francés «Raam» para que sea bien pronunciada, es el mantra que representa el elemento fuego.”


Él mismo explica así el significado iniciático de su nombre: “Ahora… os daré un talismán para que estéis inspirados y seáis sostenidos en vuestro trabajo. Este talismán es un nombre que yo he recibido, y el que me lo ha dado es más grande que Babadji. Este nuevo nombre es Omraam. De ahora en adelante, me llamo Omraam Mikhaël. Om es un sonido que disgrega lo nocivo, lo tenebroso; corresponde al “solve” de los alquimistas que devuelve todas las cosas a la fuente, transformándolas en luz. Al contrario, Raam, con sus vibraciones, tiene el poder de condensar, de volver palpable todo lo que es sutil; es el “coagula” de los alquimistas. De esta manera, en mi nombre, se encuentran reunidos los dos procesos alquímicos: solve y coagula. Al pronunciar las dos sílabas de mi nuevo nombre disgregáis lo que os limita, os sobrecarga, y condensáis lo que deseáis de bueno, de luminoso. Es una palabra mágica; pronunciadla cuando tengáis necesidad de hacerlo. Pero no la utilicéis nunca para servir a vuestros intereses egoístas o para perjudicar a alguien.

En los años que siguieron y hasta su regreso al otro mundo el 25 de diciembre de 1986, el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov dio, siempre gratuitamente, miles de conferencias en Francia y en numerosos países.

A la conclusión que llego es que este notable Maestro, toma del Cristianismo y enfatiza la parte mística y esotérica, dándole ese toque de Espiritualidad que tanto necesita el Catolicismo, ya que lo hace más flexible, cercano y entendible a las personas. Además, toma influencia del Budismo, ya que incorpora sus elementos más característicos para hacerlos más accesibles al pensamiento de Occidente. En síntesis, es otro gran Maestro que nos enseña que somos más que esta mera realidad tangible, que podemos superarnos a nosotros mismos, y que si lo deseamos de voluntad y corazón, estaremos más cerca de la Trascendencia y Eternidad.

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