sábado, 14 de febrero de 2015

ROMPIENDO LA BARRERA DE LOS CONVENCIONALISMOS



Cito nuevamente a Wayne W. Dyer que en su libro "Tus Zonas Erróneas", nos plantea con mayor extensión este tema.

Resumiendo, Dyer nos indica que el mundo está lleno de "Debes Hacer Esto", que la gente aplica a su comportamiento sin previa evaluación y la suma de total de todos estos "Debes" , componen una gran zona errónea. Es muy posible que te dejes guiar por una serie de normas y principios con los que ni siquiera estás de acuerdo, y que sin embargo, seas incapaz de romper con ello y decidir por ti mismo lo que te va bien o no te va bien a ti personalmente.

No hay nada absoluto. No hay normas ni leyes que siempre tengan sentido, o que sean beneficiosas para todos en todas las ocasiones. La flexibilidad es una virtud mayor y sin embargo, puede que te sea difícil, e incluso imposible, quebrantar una ley inútil o violar una tradición absurda. El condicionamiento a la sociedad o medio cultural puede ser muy útil a veces, pero si esto es llevado a un punto extremo, puede convertirse en una neurosis, particularmente si el resultado de esta adaptación a los "debes hacer esto o aquello" es la infelicidad, la depresión o la ansiedad.

De todo esto no se puede deducir ni tampoco se trata de sugerir de manera alguna que tu actitud debe ser la del desprecio a la ley o de romper las reglas simplemente porque te parece lo apropiado en un momento dado.

Las leyes son necesarias y el orden es parte importante de la sociedad civilizada. Pero la obediencia ciega a los convencionalismos es algo completamente distinto, algo que puede ser mucho más destructivo para el individuo que el hecho de violar las leyes. A menudo estas leyes son absurdas y las tradiciones dejan de tener sentido. Cuando éste es el caso y tú dejas de funcionar eficientemente porque sientes que debes obedecer estas leyes sin sentido, quiere decir que ha llegado el momento de reconsiderar tanto las normas como tu comportamiento.

La reflexión que deseo compartir con ustedes, es que dejemos de dar todo por sentado sin ocupar nuestro discernimiento, y no aceptemos cosas por el solo hecho de no tener conflictos con los demás. Seamos rebeldes en nuestro entorno cuando tengamos una razón lógica y sensata. Recordemos que todas las leyes, reglamentos y decretos del pasado, ahora ya no tienen válidez, porque nuestro mundo está en constantes cambios y a medida que pasan los siglos desechamos lo que ya dejó de ser útil para tomar lo que nos parezca adecuado, y así sucesivamente. Por lo tanto, cuestionemos lo que es absurdo, lo que va en contra del sentido común, a su vez, valoremos y reivindiquemos nuestra capacidad de protestar y rebelarse contra lo que ya no sirve.

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