miércoles, 25 de febrero de 2015

BUDA



Sidarta Gautama, más conocido como Buda Gautama, Sakiamuni, o simplemente el Buda, fue un sabio en cuyas enseñanzas se fundó el Budismo. La palabra Buda puede ser traducida como «el despierto» o «el iluminado». Traducido al español: Buda (inteligente, iluminado); Sidarta (la meta perfecta, el que logra su propósito); descendiente de Gotama (la mejor vaca).

Debido a ciertas interpretaciones erróneas muy comunes, debe enfatizarse que el Buda Gautama no es un dios. Esto no sólo fue asegurado por el mismo Sidarta Gautama, sino que también la cosmología budista hace esta distinción al afirmar que únicamente los humanos —pero no se limita a esta humanidad en particular— pueden lograr el estado de buda, pues en estos reside el mayor potencial para la iluminación. Sidarta Gautama enseñó el camino medio entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto —practicado en el movimiento Sramana— común a esta región de la India. Más adelante enseñaría a lo largo de las regiones del este de esta nación, tales como Magadja y Kosala. El Sakiamuni es la figura central del budismo y sus relatos, discursos y reglas monásticas son creencias budistas que, después de su muerte, fueron resumidas y memorizadas por sus seguidores. Existen diversas colecciones de dichas enseñanzas que le fueron atribuidas y transmitidas por tradición oral, hasta ser escritas aproximadamente 400 años después de su fallecimiento.

Sidarta fue criado por su tía materna más joven Mahapajapati Gotami. La tradición dice que él estaba destinado desde su nacimiento a ser un príncipe y que había construido tres palacios —para ser ocupados por temporadas—. Aunque la más reciente opinión erudita pone en duda tal hecho. El rey Sudodana, su padre, deseaba que su hijo se convirtiese en un gran rey y lo protegió de las enseñanzas religiosas, del conocimiento de la existencia del sufrimiento (Duka). Cuando llegó a la edad de 16 años, según se narra, su padre arregló su matrimonio con una prima de su misma edad llamada Yasodara. Según los relatos tradicionales, ella dio a luz al unigénito del Buda Gautama llamado Rajula. Se dice que durante 29 años Sidarta vivió como príncipe en Kapilavastu hasta el incidente de los cuatro encuentros. Aunque el padre de Sidarta se aseguró en proveerle todo lo que podía necesitar o desear, las escrituras budistas cuentan que el futuro Buda sintió que la riqueza material no era el objetivo final de la vida.

Las biografías continúan narrando que pese a los esfuerzos de su padre para ocultarle a los enfermos, los ancianos y el sufrimiento; el Sakiamuni dejó el palacio para reunirse con sus súbditos y, estando ello, durante su recorrido vio a un hombre viejo. Cuando su cochero Chana le explicó que todas las personas envejecían, el príncipe continuó los siguientes trayectos fuera del palacio. Estando en ello, encontró a un hombre enfermo, un cadáver en descomposición y un asceta. Estos cuatro encuentros deprimieron a Sidarta Gautama, por eso se esforzó en vencer al envejecimiento, la enfermedad y la muerte llevando la vida de un asceta. Acompañado por Chana y montando su caballo Kantaka, Gautama renunció a su palacio y se dedicó a llevar una vida mendicante. Se dice que, «el sonido de los cascos del caballo fue apagado por los dioses» para evitar que los guardias notasen su partida. Inicialmente, Gautama fue a Rajagaha —actual Rajgir, en el estado indio de Bihar— e inició su vida ascética pidiendo limosna en las calles. A este incidente se le conoce como la gran renuncia. Después, los hombres de Bimbisara, rey del gran reino de Magadja, reconocen a Sidarta y lo llevan ante él y es así como se entera de su búsqueda, Bimbisara ofreció el trono a Sidarta, pero éste rechaza la oferta, mas promete regresar una vez haya alcanzado la iluminación.

Deja Rajagaha y practicó la meditación yoga bajo la tutela de dos maestros anacoretas. Después de que llega a dominar las enseñanzas impartidas por el maestro Arada Kalama, los kalamas le invitan a suceder al maestro. Sin embargo, Gautama se sintió insatisfecho por este logro en la práctica del yoga y se desplaza hasta donde está el maestro Udaka Ramaputta y se convierte en su alumno. Con él aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Sidarta intentaban redefinir la unión del individuo (Atman) con un absoluto (Brahmān) para así lograr la liberación. Y una vez más se le preguntó que si quería tomar el lugar de su maestro, y otra vez se sintió insatisfecho, y parte de nuevo. Sidarta y cinco de sus compañeros se disponen a endurecer aún más la austeridad que practicaban. Intentaron lograr la iluminación mediante la privación del uso de todo bien material, incluidos los alimentos, y la práctica de la mortificación. Llegó a estar esquelético a causa de no ingerir prácticamente ningún alimento, con excepción de una hoja o una nuez por día. Es por esto que le faltaron las fuerzas un día en que fue a bañarse y por poco muere ahogado. Este incidente lo lleva a reconsiderar su sendero hacia la iluminación. Estando en ello, le llega un recuerdo de su infancia donde ve a su padre arando el campo y logra un estado concentrado y atento que era dichoso y refrescante: el dhyana.

Aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo. Otra versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Sidarta, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua y pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar el sitar (instrumento musical). Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. Es en ese momento que Sidarta comprendió el camino medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Las ideas reflejadas en las cuatro nobles verdades son parte del Budismo. Fueron enunciadas por Siddharta Gautama.

Según el budismo las cuatro nobles verdades son:

1    Toda existencia es sufrimiento (dukha).
2    El origen del sufrimiento es el anhelo (o deseo, sed, "tanhā").
3    El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo su causa.
4    Para extinguir la causa del sufrimiento, debemos seguir el Noble camino óctuple.

El Octuple Noble Sendero: "Esta es, oh monjes, la noble verdad sobre el camino que conduce a la supresión del sufrimiento, hacia el Despertar, el Nirvana, El camino de las ocho ramas, el sendero óctuple por ejemplo:

    Comprensión correcta.
    Pensamiento correcto.
    Palabra correcta.
    Acción correcta.
    Ocupación correcta.
    Esfuerzo correcto.
    Atención correcta.
    Concentración correcta.

A la conclusión que llegó sobre este Gran Maestro Espiritual, es su capacidad para descubrir el origen del sufrimiento en los seres humanos. Y en base a eso, proporcionarnos una Filosofía de vida que nos permita encontrarnos a nosotros mismos para volver a encontrar ese sendero que ha sido extraviado por nuestros errores. El hecho de que seamos conscientes de vivenciar el presente, de no perder ese sublime instante de que somos uno con el momento que vivimos es algo extraordinario. Además, el hecho de indicarnos el camino para llegar a la Iluminación, es algo digno de imitar. Buda renunció a todo lo mundano, pues era hijo de un Rey, tenía todo los vicios que hubiese deseado a su antojo: Riqueza, Poder, Mujeres, etc. Sin embargo, a él eso no le satisfacía y por ende busco su propio camino. Seamos como Buda, y busquemos nuestro sendero espiritual, podemos recibir ayudas de gente más evolucionada y preparada para nosotros, pero ni un Maestro ni los demás pueden recorrer tu camino, y es uno, el Iniciado o Discípulo, el que debe buscar y encontrar su camino en este Mundo. Atrevámonos a buscar y encontrar nuestra meta, recuerden que el primer paso es el más difícil, para que así lleguemos a esa Trascendencia y nos fusionemos con la Eternidad.

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